21 ago 2010

EXPERIENCIA ALVERNIA

En dias pasados, se  realizó en la parroquia de Apozol, Zacatecas;  un encuentro espiritual, donde varios jóvenes respondieron al llamado del Señor, mediante este desierto espiritual, pero:

¿Qué es la Experiencia Alvernia?
La Experiencia Alvernia se inspira en aquella “experiencia” vivida por Francisco de Asís en su juventud y en su madurez: por el año 1224. Es una experiencia de búsqueda y de encuentro que tuvo como punto de partida: “el encuentro de Francisco con el Cristo de San Damián” pasando por un largo proceso de “descubrimiento y conversión” de una nueva vida en Jesucristo, hasta llegar a los momentos culminantes de aquella “Experiencia Alvernia”, una experiencia de cumbre, una experiencia de retiro, de silencio y de oración. En la Experiencia Alvernia de Francisco hay por lo menos tres momentos o coordenadas que desde el punto de vista espiritual, nos ofrece la oportunidad de realizar un itinerario de renovación y conversación.

Esto es:
La experiencia de San Damián: Francisco ante el Cristo es una experiencia de búsqueda, de silencio y de escucha.
La experiencia en la Porciúncula: es una experiencia de redescubrimiento del Evangelio -palabra de Dios como programa de vida.
La experiencia en la Montaña del Alvernia: es una fuerte experiencia de encuentro e identificación con Cristo en el Espíritu Santo de la fe.
Francisco podía decir plenamente con San Pablo: “ya no soy yo quien vive sino es Cristo quien vive en mi y llevo en mi cuerpo las señales de Jesús” (Gal 6, 14-18)

La Experiencia Alvernia hoy, quiere ser un ALTO EN EL CAMINO, cuyo objetivo es hacer que los jóvenes reflexionen sobre el ritmo y dirección de su “caminar por esta vida”. Hacerles sentir la aceleración en que se vive y la necesidad de hacer un “alto en el camino”.

Esta Experiencia se inserta en la espiritualidad de la cruz de la cual se inspira la espiritualidad de San Francisco de Asís. Esto es: la contemplación del misterio del Amor supremo que el Padre demostró al género humano al darnos a su propio Hijo Jesús quien dio su vida por la salvación y rendición de todos los hombres y mujeres. Por tanto, es una experiencia de “revisión de vida”; dónde se toma conciencia de “¿cómo he vivido francamente mi vida?” Y hacer una sincera y humilde confrontación con el Señor a lo largo de las diversas reflexiones que se dan, hasta llegar al momento culminante de la celebración de la consagración del joven a Cristo, en la cual, luego de una profunda oración liberadora y reconciliadora, el joven es invitado a ir al encuentro de Jesús en el Santísimo para pedirle su luz, su fuerza, su espíritu, para dar un nuevo sentido a su vida.

La Experiencia Alvernia es “una experiencia de dolor y de amor”.
De dolor al reconocer los pecados cometidos y, de amor al reconocer el Amor del Padre manifestado en Jesucristo que padeció, y murió y resucito para darnos una nueva vida. Se experimentan el Amor de Cristo de una manera nueva, especial y personal que entra como una tempestad en el alma de los jóvenes. La Experiencia de Francisco consistió en que, después de una larga noche obscura del alma, al amanecer, después de un coloquio amoroso entre Francisco y el Señor, Francisco habiendo recobrado la certeza de que Dios era todo para él, dirigió al Señor una doble petición: “que yo sienta en lo posible para un hombre, los dolores de tu pasión y, que sienta en lo posible para un hombre, el amor tan grande y profundo que te movió a dar tu vida por todos los hombres” Entonces, desde el cielo descendió como un meteoro incandescente la visión de un serafín crucificado. Los aires se expandían de dulzura. Jesús era fuego, energía, fuerza, dolor y gozo que se abatían sobre el alma y el cuerpo de Francisco.

A simple vista, la aparición semejaba un serafín cubierto con seis alas ígneas. Pero al aproximarse la visión, Francisco, pudo observar que por debajo de las alas se podía ver la figura de un hombre crucificado. El delirio se apodero de Francisco: era miedo, júbilo, admiración, pena infinita, gozo enloquecedor y dolor sobrehumano. Era como si en ese momento, todas las espadas del mundo, juntamente con todos los panales de la miel de la tierra, cayeran sobre Francisco. Francisco se sentía morir, todo su cuerpo se estremecía. Fueron momentos en los cuales realmente estuvo al borde de la muerte.  Le parecía estar en medio de una furiosa tempestad. De pronto sintió la misma impresión que si hubiera caído un rayo luminoso sobre su cuerpo. Lanzo un grito desgarrador, preso de un dolor sin límites. Luego dudaba si era dolor o placer. A los pocos minutos sintió como si otro rayo de luz incandescente se hubiera abatido abrasadoramente sobre todo su cuerpo. Y así se le descargaron como cinco rayos.

Francisco llega a pensar que había llegado su última hora, y ya estaba reducido a cenizas. Se había llegado a la consumación: Francisco estaba crucificado.  Desapareció la visión, Francisco tuvo la visión de que se había calmado la tempestad y de que todo volvía a la normalidad. Pero a la luz de la aurora, pudo comprobar que en sus manos y pies y su costado había heridas, sus manos y pies estaban traspasados y manaba mucha sangre. . . (Cfr. El hermano de Asís, pp. 358-359)  Por tanto, la EXPERIENCIA ALVERNIA, es una experiencia de encuentro con uno mismo, con los demás y con el mismo Dios. Esta experiencia de encuentro tiene como objetivo: la realización de una “introspección” personal y comunitaria con el fin de que los jóvenes vean y analicen sus propias realidades: personal y comunitaria; una vez realizado este análisis de la realidad los jóvenes juzguen y decidan las maneras de actuar para corregir o mejorar su propia realidad tanto personal como comunitaria.